El jueves pasado, en clase
estuvimos representando con los colores los personajes de Blancanieves: el
príncipe, el cazador, la madrastra, los enanitos, y la misma Blancanieves; cada
uno con distinta interpretación. En mi caso, el color lo tenía claro: el azul, aparte
de ser mi color favorito, me he dado cuenta al elegir la ropa que ponerme, que la mayoría de ella es de color azul, pero el personaje no lo tenía del todo
claro y la explicación del por qué tampoco.
Al escuchar a mis compañeros me
dieron grandes ideas y me hizo pensar otras nuevas para mi propia
interpretación que contaré a continuación. La reflexión sobre este tema la tuve
“encima” hasta la vuelta a casa en tren, que para mi sorpresa, algo me recordó a
la clase de este día. Al mirar por la ventana del tren vi el paisaje que he
visto desde el comienzo del curso, pero el cielo formaba un arcoiris con
todas sus gamas de colores, me pareció llamativo, por lo que decidí hacer una
foto:
La reflexión me llevó a elegir el
personaje de Blancanieves con el color azul. Las Blancanieves que expusieron en
clase, eran rosas y otras blancas, ¿por qué no azul? El color rosa o colores
claros siempre se relaciona con lo femenino, por su delicadeza, pureza, entre
otras cosas, y al príncipe con el azul, con aquella frase de “eres tú mi
príncipe azul”. Pues yo he decidido que mi Blancanieves sea azul, ya que en la
actualidad las mujeres no son tan delicadas como se les consideraba antes, y
ellas pueden protegerse de sí mismas, no necesitan a ningún príncipe que las
salve. Elegí a Blancanieves como personaje ya que me identifico con ella
bastante, he tenido muchas ocasiones en que me han intentado engañar poniéndose
máscaras que escondían la verdadera intención de las personas hacia mí. Sí es
verdad que en ocasiones “he mordido la manzana” y he caído en la trampa de
algunos, pero al final eso lo que me ha llevado es a saber identificar mejor a
este tipo de personas, aunque también a desconfiar más de la gente por lo que
no es tan bueno.
Mi antídoto yo creo que no sería un objeto, una fragancia o
unas palabras, para mí sería la experiencia, más bien, mi antídoto soy yo con
mi experiencia. Esto es así ya que es algo que siempre llevo encima, no puedo
olvidarlo nunca y cada vez que adquiera más experiencia sobre estas situaciones
más protegida y prevenida estaré para no caer en la trampa, hasta por fin
conseguir un antídoto infalible y que nada de esto me afecte.
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