Es muy típico decir lo de: “la
infancia es la mejor etapa que hayamos vivido porque las preocupaciones no
existen”.
Pero yo no lo digo porque sea lo
que normalmente se dice, sino porque de verdad pienso que ha sido esa etapa en
la que era “más yo”. Desde pequeña hasta ahora ha habido un gran cambio en mí
misma, en cuanto a forma de ser. Antes estaba siempre riendo, haciendo
tonterías, hablando con cualquier persona, a pesar de haberla visto por primera
vez escasos segundos antes, no era para nada tímida, y me daba igual el que
podían pensar de mí porque yo disfrutaba siendo así.
Como a lo mejor ha pasado a mucha
más gente, ha notado que la personalidad de cuando eres pequeño a cuando eres
más adulto cambia, pero cambia en mayor o menor medida, en mi caso en mayor. En
mi opinión, este cambio se produce por el entorno, la sociedad nos condiciona a
ser de determinada manera en ocasiones, y la opinión de los demás es la que nos
hace medir cada cosa que hacemos o decimos.
Ahora soy más desconfiada, no hablo
y no hago tonterías con cualquiera, sólo con aquellas personas con las que he
compartido varios momentos en los que me he sentido bien y a gusto. De todas
formas, dentro de mí guardo a mi niña interior que sigue siendo de aquella
manera: confiada de todo y de todos, la que hacía tonterías para divertirse y
divertir a su alrededor. Y a veces, mantengo la esperanza de que esa niña vuelva.
Por lo tanto la elección de mi
foto es una de cuando tenía entre tres o cuatro años. No recuerdo exactamente
el momento en que fue tomada la foto, pero representa muy bien como recuerdo yo
mi infancia: siempre sonriendo.
Alicia la confianza es algo muy sutil e interesante, lo importante es poder confiar en ti misma, pero en los demás, han de ser dignos de confianza. En principio a priori cualquiera podría serlo, pero todos sabemos que no es así. Los niños tienen un instinto especial que les hace generalmente saber de quién pueden esperar en confianza y de quién se tienen que alejar, a veces somos los adultos los que truncamos ese instinto diciéndole al niño "dale un beso a la tía tal o cual o al señor tal o cual" mientras el niño se echaba para atrás cohibido, percibiendo algo que le protegía. El instinto del niño es una cosa a recuperar, ese instinto enseña a dónde aproximarse a dónde no
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